jueves, 31 de enero de 2008

La mano inútil.

Inmóvil, Jorge León Escudero murió al amanecer en su habitación. Antes fue sedado, después agonizó por asfixia.

León Escudero tenía 47 años y una novia en el año 2000. “Era menudo, vital, deportista”, declaró su hermano. También “era espeleólogo y trabajaba como ayudante técnico sanitario”. Aquel día mientras jugaba con su sobrina, en una barra fija a dos metros del suelo, intentó hacer una pirueta y cayó. Un traumatismo medular a la altura de la segunda cervical le dejó pentapléjico.

Lucas S era autor de un blog desde agosto de 2005. En el describía las condiciones físicas y psicológicas en las que se encontraba, desde hacía cinco años, por la pentaplejia. A la parálisis eterna en las extremidades, se sumaba la incapacidad de respirar por sí mismo, sólo movía levemente los labios y el cuello. Utilizaba un programa de ordenador que le permitía redactar y anotó en el blog, “La respiración mecánica insufla aire con ritmo y volumen inalterables, sean cuales sean tus necesidades, (…) cuando necesitamos una respiración más rápida e intensa, el aparato sigue en las mismas.” A Lucas le habían hecho una traqueotomía, “conectaron” a su cuello un tubo flexible por el que recibía el oxígeno suficiente para hacerlo vivir.

Después del accidente Jorge León Escudero y su novia se casaron. “Viviendo pegada a él, hasta la separación, porque creo que quiso echarla de su lado para que pudiera vivir”, dijo su hermano. León Escudero quería morir. En marzo de 2006, escribió una carta a Lucas S pidiendo ayuda. Este la publicó en su blog con el título, “Me escribe Jorge León:”. La carta decía, “He entrado en una fase que considero terminal porque a la pentaplejia irreversible se ha añadido la cronicidad de las infecciones (…), lo que me provoca indeseables sufrimientos físicos y psíquicos. Quiero decirlo ya claramente y recabar, si fuera buenamente posible y con todas las precauciones necesarias, ayuda directa, indirecta, contactos,...; Necesito la mano que sostiene el vaso, la mano hábil que supla mi mano inútil, una mano que actúe según mi voluntad aún libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito.”

Lucas S y Jorge León carecían de intimidad, los cuidaban 24 horas al día; dependían de un respirador artificial y buscaban acabar su situación. “Hay muchas semejanzas con J. L. pero también algunas circunstancias diferentes”, se presentaba Lucas en su diario virtual. “(…) Disponer sobre nuestra propia muerte ha de llegar a ser un derecho tan fundamental como el derecho a vivir nuestra propia vida”. Explicó León Escudero en una carta publicada por el diario El País en 2005.

Lucas hizo el ultimo “post” en el blog a las 21,42 horas el 2 de mayo de 2006. “No debería estar aquí; una nueva, digamos 'contingencia humana', ha vuelto a frustrar el poner fin a esto, justo cuando el resto de circunstancias eran idóneas y mi predisposición fuerte. Se hace muy difícil con estas limitaciones acabar sin garantías de no pasar por momentos angustiosos. Quede en la conciencia de quienes impiden la legalización de la eutanasia la carga de los sufrimientos innecesarios.” Después desapareció del ciberespacio.

Dos días después del post, a Jorge León Escudero lo encontró Ana, una de las 4 personas que lo cuidaba. Alguien en su habitación, lo “desconectó” del respirador al amanecer. La Policía comunicó que al lado del cadáver estaba un vaso vacío, el que quizá contenía el narcótico que le dieron de beber a Jorge León, para que así, probablemente, no sintiera los efectos de la asfixia.


 Por: J. Aguilar

Con información del blog: Destilados Pentapléjicos. Y los periódicos: El País, El mundo, La razón, La Verdad, Heraldo y ABC. 

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