domingo, 14 de diciembre de 2008
Al pedir el zumo, o jugo, de naranja al camamarero, le pregunté.
-Perdone, ¿el zumo es natural?
-¡como la vida misma!- Respondió.
-Bien, entonces ponga dos...-
Al llegar, a media mañana, el salón estaba lleno. Al salir de ahí quedaba una mesa con seis o siete turistas, una pareja que discutía por el desayuno, dos chicas jóvenes hablando italiano y una pareja mayor.
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