jueves, 1 de enero de 2009

Hoy es el primer día de 2009 y el termómetro marca -17º c. Es una mañana soleada, la nieve refleja la luz y forma pequeños arco iris. El paisaje me hace pensar a un gran desierto blanco, callado y luminoso.

Emily y yo hemos venido a pasar las fiestas de Navidad y fin de año con su familia, en Kennebunkport, Maine, el extremo noreste de los Estados Unidos.

Teníamos planeado el regreso para ayer día 31 de diciembre, pero por la nevada que comenzó justo camino al aeropuerto de Boston, se canceló nuestro vuelo.



A la vuelta del aeropuerto, Sarah, la hermana de Emily, sugirió dar un paseo por la playa para pasear a su perro, Peanut. Continuaba nevando y el viento soplaba muy fuerte. Me contaron que en esa playa, Kennebunk Beach, se celebra el primer día del año con el Polar Bear Dip, evento en la cual un grupo de personas se pone sus bañadores, o trajes de baño, y se sumergen completamente en el agua del océano Atlántico. En años pasados Sarah ha participado en el evento, describió que es difícil correr porque dejan de sentirse las piernas y el corazón parece detenerse.




Emily comenta que una manera de sobrellevar el frío, es abrazarlo completamente.

Pienso que es una actitud positiva. Quizás, no nada
más haya que abrazar el frío, sino otras cosas que también congelan.




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