La paradoja de nuestra era consiste precisamente en el divorcio entre información y conocimiento. Nunca con anterioridad habíamos recibido un flujo tan exuberante de datos y noticias, pero ese capital ya no garantiza el enriquecimiento de nuestro espíritu ni una mayor facilidad para tomar decisiones, porque resulta indigesto y nos bloquea. La velocidad y densidad de la información impiden la discriminación y la reflexión. Nos convertimos en agentes receptores de una información que consumimos, pero que no pensamos. De este modo, la información nos hace ignorantes. Y la ignorancia nos hace sumisos. Porque tal como decían lo presocráticos, sólo “quien lo sabe todo, no teme nada”. Y sólo el que teme puede ser oprimido.
Joan Fontcuberta, en: Ciencia y fricción. Fotografía, naturaleza, artificio.
Pág. 12
Colección "palabras de arte" no. 4
Ed. Mestizo A. C.
Primera Edición.
Noviembre de 1998
jueves, 15 de enero de 2009
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