
En el año del Señor de 1539 y día de la Pascua del Espíritu Santo los venerables padres Fray Nicolás de Perea y Fray Sebastián de Tolentino, predicadores apostólicos del Orden de N.G.P.S. Agustín y destinados para plantar la Fe de Jxto. Ntro. Redentor en las provincias de Ocuyla y Malinalco; hallaron en la cueva mayor de esta barranca de Chalma el Ídolo de abominación, a quien los ciegos gentiles ofrecían sacrificios inhumanos y crueles, venerándolo (según más probables noticias) con el título de Oztoteotl o Dios de las Cuevas.
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En el mismo año de 1539 y en el consecutivo día de la Pascua del Espíritu Santo los mismos venerables PP. F. Nicolás de Perea y F. Sebastián del Tolentino resueltos a volver a la cueva a predicar a los idólatras, destruir al Ídolo y colocar en su lugar el Leño Santo de la Cruz para ahuyentar al común enemigo y presentar un objeto a quien debían rendir adoraciones; hallaron (¡Oh efectos maravillosos de las misericordias de nuestro Dios!) el Ídolo postrado en la tierra y hecho pedazos, la cueva toda sembrada de flores y aromas exquisitos y colocada en el mismo lugar la portentosa y devotísima imagen de nuestro Dios y Señor Crucificado, que hoy veneramos en este Santo Templo, quien como luz verdadera que vino al mundo a alumbrar a los hombres que habitaban en las tinieblas y sombras de la muerte, a su amable y adorable presencia huyeron las oscuridades ciegas del gentilismo, resplandeció la fe y se le rinde cultos y veneraciones a quien solo debe ser honrado y glorificado por los siglos de los siglos. Amen
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México, agosto 2009.
Texto: Transcripción de las pinturas al óleo
que se encuentran en la
sacristía del templo del
Señor de Chalma,
venerado desde finales del S. XVI.
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